martes, 11 de diciembre de 2012

Agadir en 24 horas

Agadir es una de las principales ciudades turísticas de Marruecos. Bañada por el Océano Atlántico, tiene su límite en la cordillera del Atlas, visible desde prácticamente cualquier punto de la localidad. Sus infraestructuras son modernas; no obstante, tras sufrir un terremoto en 1960, los materiales de sus construcciones (hasta entonces básicamente piedra y barro) han variado hasta llegar al hormigón.
 
Un viaje relámpago, pero diferente
 
Conocer Agadir es una de las experiencias más gratificantes que recuerdo en los últimos años. Poco más de un día, partiendo desde el aeropuerto Tenerife Norte hasta el aeropuerto de Al Massira, dieron para palpar la cultura marroquí y descubrir lo que, a escasas dos horas de trayecto tenemos a nuestro alcance.

 

¿Por qué Agadir, y por qué con Bínter?

Si quienes leen estas líneas son 'tuiteros' o habituales usuarios de Facebook, y de las islas, habrán leído alguna vez acerca de una promoción:"Llena un Binter de amigos". Una curiosa e impactante manera de, a través, de la colaboración de familiares, amistades o conocidos, poder conseguir un viaje, acompañado de 49 personas más, al destino que cada año, la compañía aérea propone. Este año, Binter Canarias decidió que sería una de sus apuestas en África, Agadir. Y que, además de los ganadores, fuera un grupo de periodistas y tuiteros del archipiélago. La que escribe iba entre ellos.

Dicho y hecho. Sin dudar sobre la propuesta realizada desde el departamento de comunicación, el sábado 1 de diciembre, entorno a las 11 de la mañana, partimos hacia nuestro destino. Un día. 24 horas. Suficientes para vivir la mejor de las experiencias.



Agadir. Costumbres y rincones

No sé si a ustedes les habrá pasado. Pero a mí nunca me habían regalado una flor al llegar a un aeropuerto. Fue la grata sorpresa con la que Agadir nos recibió al llegar al aeropuerto de Al Massira. Una rosa y Hassán, un guía local que, camino del hotel donde nos hospedamos nos explicó detalles tan curiosos como que es costumbre de la población local ir de picnic los fines de semana, o desplazarse en bici o en carromato tirado por burros a cualquier parte; un medio alternativo en coche.

 
Ir a Marruecos y no tomar su tradicional té es como no haber ido. ¿Para qué esperar más cuando era lo que nos ofrecieron en una grata recepción en el Hotel Royal Atlas Agadir? Delicioso, sin ninguna duda; más aún teniendo en cuenta que lo tomamos en una terraza con vistas a la piscina y a unos preciosos jardines, y a una temperatura de unos 20 grados.

De tour por Agadir

Un almuerzo, tras dejar nuestras pertenencias en nuestra habitación, fue suficiente para emprender el viaje por el corazón de esta ciudad llena de largas avenidas donde las vistas varían en función de la zona, claramente distinguida entre moderna equipada para el turismo, y aquella donde reside la población local.

Sin ninguna duda, la mejor fotografía, la más impresionante es la que se puede tomar desde del Kasbah, una fortificación en cumbre construida a mitad del siglo XVI por Mohammed ech Cheikh, para defender a la ciudad del ataque portugués. Preciosas vistas y curiosa la experiencia en la que los marroquíes, ante la llegada de turistas, ofrecen "minipaseos" en camello por unos 5 dirham (algo menos de 5 euros) o fotografías con serpientes al cuello. Un "cócktel" muy típico en muchos rincones de esta ciudad.
 
Foto del grupo ganador de la promoción "Llena un Binter de Amigos"

 Agadir no es solo una ciudad turística. También alberga uno de los puertos más importantes del Atlántico Occidental. De hecho, se le considera el primer puerto sardinero del mundo. Llaman la atención los astilleros que hallamos a nuestro paso. A pesar de la grandiosidad del muelle, los barcos se hacen de manera artesanal, y son de madera, en pleno siglo XXI; aunque a la vista de lo observado están cuidadosamente elaborados.

Ciudad musulmana
 
A pesar del halo modernista con el que cuenta Agadir, teniendo en cuenta, como ya hemos dicho, que sus infraestructuras datan de medio siglo atrás (después del terremoto de 1960), la ciudad se encuentra en un país islámico; y como tal, se rige por la Constitución que califica al Rey, actualmente Mohammed VI, como sagrado. "Alá, Patria y Rey" es el lema que reza en la montaña más importante, donde se encuentra el Kasbah.
 
Agadir dispone también de Mezquitas. La más grande y vistosa es la de Mohammed V. Situada en el barrio de Nouveau Talborjt, fue construida en los años 60, tras el terremoto. Dispone de la torre más alta de la ciudad y una decoración típicamente árabe.
 
El otro lugar que no hay que perderse, y típico de una ciudad marroquí, es el Zoco. Extraordariamente colorido, debido a la gran cantidad y variedad de fruta que ofrece, es también el lugar ideal para comprobar el arte del "regateo" a la hora de adquirir cualquier tipo de elemento de artesanía local, hierbas o especias también. ¿Un té?
 
Gastronomía y folclore
 
Como una visita bien organizada (como la que nos brindó Binter) da para todo, la noche nos deparaba nuevos aspectos de la cultura marroquí, básicos para entenderla. Una cena en el complejo turístico de Chems Ayour nos trasladó hasta una haima donde pudimos degustar las exquisiteces de la gastronomía local, y disfrutar de bailes típicos de la zona; incluído la danza del vientre, y un llamativo espectáculo con caballos, tiros al aire y fuego.
 
Pero la noche en Agadir no acabó ahí. Al ser un lugar turístico, dispone de diversos locales donde poder palpar de cerca la manera de divertirse del ciudadano marroquí. Casualidad o no, un grupo de tuiteros y periodistas localizamos un local donde, además de servir alcohol (restringido en la mayoría de locales), tuvimos la oportunidad de fumar en una shisha (pipa) típica marroquí. Una experiencia vivida por libre, pero muy enriquecedora también.
 
Domingo en la playa
 
Era el plan. Sin ninguna duda. Tras descansar plácidamente en el hotel durante unas cuantas horas, amaneció en Agadir. Un desayuno buffet con gran variedad dulce y salado, frío y caliente, nos dio la energía necesaria para dar un gratificante paseo por la avenida anexa a la playa. No fuimos los únicos. Centenares de personas, con ropa de deporte o de paseo, niños, mayores, y de mediana edad, residentes en Agadir, pensaron lo mismo que nosotros. Era domingo, 2 de diciembre, y hacía un día estupendo para conocer la costa de la ciudad que nos había enamorado 24 horas atrás. Un bonito final, para una historia que seguramente no volverá a repetirse. Lo digo por la compañía. La del personal de Binter Canarias, atentos con todos siempre, y por mis compañeros de aventuras: Daida, Javi, Óliver, Iballa, Pepe y DanielGracias a todos. 

 
 
¿Recomendaría viajar a Agadir?
 
Teniendo en cuenta que es la primera vez que salía de Europa, es lógico que tras 24 horas tan intensas me haya quedado con ganas de más. Recomiendo esta ciudad para ir de vacaciones, a descansar, y combinar esta estancia para acercarse a la cultura marroquí. Para alguien que desee mantener como base las costumbres y alimentación europea es el lugar perfecto, ya que disponen de ella en los hoteles. Es probable, por tanto, que, si volviera, tratara de involucrarme más con la población local y buscara rincones donde poder degustar más productos de su gastronomía. Los que probé, en general, me gustaron. Así que tendré que volver, para llevar a cabo las tareas pendientes.
 
Gracias, una vez más, por seguir la corriente :)
 
Por cierto, si les apetece conocer más y mejor esta experiencia desde los puntos de vista de mis compañeros de "aventura"... Pasen y lean con atención:
 
 
 
 

 

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